¡Por qué causa misteriosa
la música de un violín
o el perfume de una jazmín
nos recuerdan muchas cosas?
Sortijas de aguas preciosas,
pañuelos de raso tul,
cartas dentro d eun baúl.
Valses del tiempo pasado,
y lo del cuento azulado:
"Este era un príncipe azul".
Esta flor nítida es una
cosa de la primavera:
un jazmín que ella nos diera
en una noche de luna.
Quién sabe por qué fortuna
esa romántica flor
puede expresar el temblor
sutil que en el alma vive,
eso que nunca se escribe
en una carta de amor.
Suave la hacen los cariños,
triste las penas secretas,
y la arrancan los poetas
y la deshojan los niños.
Si está sobre los corpiños
su perfume nos evoca
el beso, cuya miel loca
deja sobre el corazón
la inefable sensación
de una hostia en la boca.
Cuando en los días primeros
se conjuga el verbo amar
sus flores en el solar
se abren a los aguaceros...
Días tibios y ligeros,
días de balcón y esquela,
de rondar la callejuela
y de escribir madrigales;
páginas sentimentales
de nuestra mejor novela.
Versos de Rafael Heliodoro Valle.Tomado del libro de Amílcar Echeverría "Cinco temas educativos en la Poesía Centroamericana". 1959. Pág.:103.
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