Continuamos con esta conmovedora historia en las décimas de Juan Antonio Urcariegui García.
III
Seguí pues esa rutina
hundiéndome más y más
y mi padre perspicaz
me suspendió la propina.
Para mí eso fue la ruina
¿Cómo conseguir dinero?
de repente lo primero
en que pensé fue robar.
Difícil fue comenzar
pero igual, me hice ratero.
IV
Le robé una licuadora
a mi atormentada madre,
también a mi anciano padre
su máquina afeitadora.
Después a una señora
que era amiga de la casa
le sustraje platos, tazas
y joyas de algún valor.
Cada día era peor
robaba en calles y plazas.
V
Fui creciendo en este ambiente
de corrupción y maldad;
a los veinte años de edad
era «todo» un delincuente.
En progreso permanente,
pasé a otros menesteres,
dejé de robar enseres
obedeciendo designios
pero igual en lenocinios
buscaba «coca» y mujeres.
VI
Cada vez era más fuerte
el deseo de drogarme;
así tuve que enfrentarme
muchas veces a la muerte.
Un día de mala suerte
las cosas salieron mal
y en cana me dieron tal
pateadura en los pulmones
que el jefe de esos cabrones
me internó en un hospital.
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