A don J. J. el de la G.
Hoy contento, don José,
a sus serias objeciones
en esas graves cuestiones
sobre la jota y la ge.
Mucho me agrada que usté,
de la lógica en acecho,
el asunto tome a pecho
y alegue, con ocho citas,
las razones eruditas,
que ala ge dan el derecho.
Me dice usted condolido
que “oye la oreja y no entiende”;
pero, amigo, usted comprende
que el idioma es del oído:
si suprime tal sentido
en la sorda raza humana
no habrá lengua castellana,
con latín y sin latín,
y ni usted ni Marroquín
podrán parlarla mañana.
Tengo un tiempo fatal,
pero no hay quien me distinga
a la jota de jeringa
de la ge de angelical.
¡letra pérfida e infernal,
que en guisante te percibo
y no te encuentro en argivo… ¡
más, don jota, me consuelo,
pues si al uso me rebelo
es porque como hablo escribo.
Si la relación colijo
entre Toka y Toké,
yo no me explicó el porqué
del dirigir y el dirijo;
por un momento trasijo
y con la ge me acomodo,
pero escribiré con todo
con jota, jeneración,
¡y si hay equivocación
pruebe a leerlo de otro modo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario