CANCIÓN AL VOLCÁN DEL AGUA
¿De qué sueño figuraste,
dime artista, este paisaje?
No es terrenal, el mensaje
del lente, tú lo inventaste.
No es posible tal contraste
de tierra y nubes. De un lago
parece emerger. Me embriago
con sólo mirar la cima
como desafiando el clima
de mis pálidos halagos.
¿Será nube transparente
o la liquidez del aire?
El Agua, con su donaire
pareciera indiferente.
Más no es así, quien disiente
de tal interpretación,
no soy yo, es la visión
surrealista que me impacta.
Tal vez y no sea exacta,
la más exacta ecuación.
Tal parece que es el cielo
quien le nace de la sima
y deposita en la cima
del volcán su terciopelo.
Emerge desde el subsuelo
de las nubes como un faro
que crece bajo el amparo
del azul de otro infinito.
En él el agua es un mito
que tuvo un dolor muy caro.
Ya no existen los testigos
de aquel pasado de sombra.
Sólo queda lo que asombra
de su maldito castigo.
Su pasado no maldigo,
porque el tiempo pone en juego
inquietud, pena y sosiego
para balancear la vida.
Y el agua por él vertida
le calmó el hambre a su fuego.
Mi canción no es por Antigua,
pero sin ella no puedo
cantarle todo mi credo
a quien su nombre atestigua.
Mi canción sería ambigua
si su verdugo faltara.
Verdugo que ahora en aras
de una verdad inclemente,
sin él no hubiera un presente
a la gloria que la ampara..
Texto: Modesto Caballeros Ramos
Fotografía: Roberto Cifuentes E.
29-03-08
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