Un poema muy conmovedor que nos hace recordar en aquellas dolorosas pérdidas y la huella que dejan en nuestros corazones, Roberto Cifuentos nos regala el día de hoy esta muestra en versos endecasílabos...
En estos brazos se durmió mi madre.
Y sus ojos brillaban de ternura,
no había en ella rastro de amargura
y se convirtió en ángel, dijo el Padre.
El paraìso se le abriò al caladre
al oír el susurro de su adiós,
dándome bendiciones con su voz.
No se escucharon lamentos ni llantos,
nada más los ángeles con sus cantos.
Al final del camino estaba Dios.
Texto y Fotografía: Roberto Cifuentes E.
Guatemala, 10 de julio 2008
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