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lunes, 23 de febrero de 2009

Fragmentos

Luz Méndez de la Vega, escritora guatemalteca, pacientemente rescató, estudio y compilo manuscritos poéticos anónimos que cubren varios siglos. Esa poesía colonial fue de circunstancias: la ocasión determinaba el tema y la forma. Por eso mucha de ella inevitablemente ha envejecido o bien tiene un valor predominantemente histórico o antropológico, señala la autora del libro El amor en la poesía inédita colonial centroamericana.

En esa obra, valiosa para los amantes de la décima, nos encontramos con un texto que dice: “De todos los manuscritos de este legajo, sobresale el A 180 A 1. 1 Leg. 6071 Ex. 54701, no sólo por sus encantadores ingenuos versos, sino en especial por ser, entre todos, el único ilustrado con dibujos en tinta, que denotan una imitación popular de los decorados antiguos manuscritos renacentistas.

El manuscrito ─ en un solo folio ─ está dividido en cuatro columnas de irregular anchura y contenido”.

Estos versos, dice De la Vega podrían calcularse que fueron escritos a mediados del siglo XVIII, aunque por el uso de “ch” por “c” antes de “r” en “sepulchro”, podría hacernos pensar ─ así como otros usos ortográficos como la “z” por “c” ─ en una fecha aún anterior.

AI DE MI SI DESTERRADO

Sin Alivio en mi tormento
en aquesta soledad
lloro mi cautividad
duplico mi sentimiento
Mas ya me falta el aliento
Ay amor que me ha postrado
erido y avandonado
de dolores que traspazan
mi corazón despedazan
ay de mi si desterrado.

Que esto mas que imagino
lla convino pues me veo
de tu amor en tal trofeo
al rigor de mi destino
su verdad nunca previno
el verme así suspirando
mis Penas acrecentando
que gusto puedo tener
cuando en este padecer
auzente vivo penando.

Ay de mí mas quien me escucha
quien mis penas sentira
quien a mis ansias dara
tregua en aquesta lucha
si en la PoeXia tan mucha
Dormido crey que mirava
a la que despierto soñava
ved aquí que confusión
si erido mi corazon
despreciado imaginaba.

Ze zella mi pluma y vaste
Llore más mi corazon
tirana con tu trayzión
si a Penas en mi miraste
de mi fe cuanto deseaste
Y me de tu amor vorrando
en fin pues quedaos gozando
de otro fino nuevo amor
mientras por vuestro rrigor
confuso quedo llorando.

1 comentario:

Nancy dijo...

Siempre que vengo a este lugar me lleno de alegría, respiro aires impregnados de versos, de poesía, de tantas cosas llindas.
Qué blog tan especial. Felicitaciones.