(Al ser declarado Maxeño distinguido)
Con un enjambre de ensueños
porque así la suerte quiso,
yo llegué a éste paraíso
a darle vida a mis sueños.
Sabiendo que los maxeños
son nobles de corazón
yo acaricié la ilusión
de ser un maxeño mas,
y me dio Santo Tomás
esa gran satisfacción.
Con un enjambre de ensueños
porque así la suerte quiso,
yo llegué a éste paraíso
a darle vida a mis sueños.
Sabiendo que los maxeños
son nobles de corazón
yo acaricié la ilusión
de ser un maxeño mas,
y me dio Santo Tomás
esa gran satisfacción.
Llegué siendo un jovenzuelo
que buscaba su destino
y aquí vislumbré el camino
-cumbre del mas caro anhelo-
porque fue bajo su cielo
que logré mi despertar.
Aquí logré conjugar
magisterio y poesía:
aquí encontró el alma mía
espacios para volar.
Todo el pueblo sin reserva
me concedió su amistad.
Esa confraternidad
que los afectos conserva.
Aprecio que se reserva
para algunos escogidos.
Yo fui de esos consentidos
por el sentir popular
y nunca podré olvidar
los afectos recibidos.
Maxeño me considero
y a mucho timbre de honor,
pues la veta del amor
y el afecto más sincero
aquí recibí. Reitero,
sin mayor merecimiento,
que el más puro ofrecimiento
de un maestro que quería
entregar con alegría
la flor de su sentimiento.
La juventud impetuosa,
insumisa, irreverente,
a veces, hizo insolente
mi actitud irrespetuosa.
Sin embargo, generosa,
esta amable sociedad,
además de su amistad
me otorgó su comprensión
y me tomó en adopción
con gran sensibilidad.
Cuando recuerdo esos años
se me inunda la memoria
con mil momentos de gloria
y muy pocos desengaños.
Mínimos fueron los daños
que causó mi insensatez,
porque mas de alguna vez
mi accionar fue equivocado,
mas siempre fui disculpado
cuando el pueblo fue mi juez.
se me inunda la memoria
con mil momentos de gloria
y muy pocos desengaños.
Mínimos fueron los daños
que causó mi insensatez,
porque mas de alguna vez
mi accionar fue equivocado,
mas siempre fui disculpado
cuando el pueblo fue mi juez.
Hoy, mencionar yo quisiera
a toda esa gente bella
que me dejó eterna huella
por amable y por sincera.
Pero al hacerlo, pudiera
cometer el craso error
de olvidar algún favor,
algún nombre, un apellido,
y no quiero que un olvido
se tome por desamor...
a toda esa gente bella
que me dejó eterna huella
por amable y por sincera.
Pero al hacerlo, pudiera
cometer el craso error
de olvidar algún favor,
algún nombre, un apellido,
y no quiero que un olvido
se tome por desamor...
Por eso es que al pueblo entero
expreso en este momento
que hoy, como siempre, me siento
un maxeño más, y espero
que este poema sincero
que brota del corazón,
sea una fiel expresión
del cariño renovado,
que siempre he manifestado
por Santo Tomás la Unión.
expreso en este momento
que hoy, como siempre, me siento
un maxeño más, y espero
que este poema sincero
que brota del corazón,
sea una fiel expresión
del cariño renovado,
que siempre he manifestado
por Santo Tomás la Unión.
Carlos Barranco (Guatemala 1940) es maestro jubilado. En 1980 salió a México a un exilio de 16 años. Ha publicado: Con voz de pueblo (Poesía 1979, Guatemala) Voz que clama en el destierro. (Poesía, 1981, Veracruz, México) Poesía del Exilio (Poesía 1983, Universidad de Puebla, México) Poesía para Escolares. (Poesía, 2001, Cotzumalguapa, Guatemala) La Novia del sur y otros poemas. (Poesía, 2002, Cotzumalguapa, Guatemala) y Monografía de Santa Lucía Cotzumalguapa. (2003, Monografía, Cotzumalguapa, Guatemala). Actualmente y desde hace seis años, es editor de la Revista mensual "Cotzumalguapa". http://www.conelalaquebrada.blogspot.com/
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