Un homenaje vocal, no porque sea poesía de tradición oral sino porque es un canto panegírico a unos labios seductores, con texto y fotografía de Roberto Cifuentes y con la respuesta del Maestro Modesto Caballero.
Ya tus labios me enloquecen,
son ese fruto prohibido
y me siento confundido
ya que no me pertenecen.
Mis recelos me amanecen
al volver a ver tu risa,
no obstante pase de prisa.
Pobre alma ilusionada,
de tu boca enamorada,
delira un beso en la brisa.
Ya tus labios me enloquecen,
son ese fruto prohibido
y me siento confundido
ya que no me pertenecen.
Mis recelos me amanecen
al volver a ver tu risa,
no obstante pase de prisa.
Pobre alma ilusionada,
de tu boca enamorada,
delira un beso en la brisa.
También a mí me enloquecen
esos rojos seductores.
Parecen mil resplandores
de mil noches que amanecen.
Esos labios me estremecen,
dime poeta, ¿qué diosa
posó con su misteriosa
sonrisa para ese instante?
¡Oh Dios!, ¿por qué tan distante
su néctar de mí se posa?
.
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